Expulsada de nuestra galaxia


Una velocísima estrella escapa de la Vía Láctea a más de 2,5 millones de km por hora lanzada como una bola de billar
Hace cien millones de años, cuando un sistema estelar triple viajaba a través del bullicioso centro de la Vía Láctea, sucedió algo que cambió su historia para siempre. El trío pasó tan cerca del gran agujero central de nuestra galaxia que éste capturó a uno de sus tres miembros y expulsó violentamente a los otras dos. Víctimas del tremendo empujón, las dos estrellas supervivientes se fusionaron, dando lugar a una nueva, enorme y supercaliente gigante azul que ahora escapa de nuestra galaxia a más de 2,5 millones de km por hora.

La historia parece sacada de la ciencia ficción, pero un equipo de astrónomos de la NASA, utilizando el Telescopio Espacial Hubble, ha llegado a la conclusión de que es precisamente éste el escenario más probable para explicar el origen de la estrella HE 0437-5439, una de las más veloces jamás detectadas por el hombre. De hecho, cruza el espacio a una velocidad de más de dos millones y medio de km por hora, tres veces más rápido que la velocidad orbital de nuestro Sol alrededor de la Vía Láctea. Las observaciones del Hubble confirman que este auténtico bólido estelar procede del centro galáctico.

Desde el año 2005, se han encontrado ya hasta 16 estrellas viajando a hipervelocidad, y desde entonces se cree que todas proceden de las regiones centrales de la Vía Láctea, aunque este extremo nunca ha podido probarse. Hasta ahora. HE 0437-5439 es la primera estrella de estas características que se observa directamente, logrando establecer sin lugar a dudas su procedencia.
«Utilizando el Hubble – asegura el astrónomo Warren Brown, del Centro Harvard Smithsonian de Astrofísica de Cambridge, en Massachussetts- hemos logrado por primera vez calcular el lugar del que procede la estrella, observando su sentido de movimiento y dando marcha atrás. Y procede directamente del centro de la Vía Láctea. Estas estrellas exiliadas son muy raras entre la población de cien mil millones de estrellas de nuestra Vía Láctea: sólo una de cada cien millones de convierte en una estrella hiperveloz».
Del centro de la galaxia

 
El movimiento de estas estrellas sueltas puede ayudar a revelar la forma en que se distribuye la materia oscura alrededor de nuestra galaxia. «Estudiando estas estrellas podemos aprender mucho sobre la naturaleza de la masa del Universo que no podemos ver y eso nos ayudará a comprender cómo se formaron las galaxias», sentencia Oleg Gnedin, el director del equipo de astrónomos que ha realizado las observaciones. «El empujón gravitatorio propinado por la materia oscura -añade- puede ser medido a partir de la forma de las trayectorias de estas estrellas hiperveloces cuando salen de la Vía Láctea».
El nuevo vagabundo espacial cruza actualmente las lejanas zonas exteriores de la Vía Láctea, a cerca de 200.000 años luz de su centro. El diámetro del disco galáctico tiene cerca de la mitad de tamaño, unos 100.000 años luz. Utilizando el Hubble para medir la dirección de fuga de esta estrella, los astrónomos han logrado determinar la región concreta de la que procede. Y ese lugar es el mismísimo centro de la galaxia.
«La estrella está viajando a una velocidad absurda, mucho más del doble de lo que necesita para escapar del campo gravitatorio de la galaxia -explica Brown, considerado uno de los mayores «cazadores» de estrellas hiperveloces-. No existen estrellas que viajen tan rápido bajo circunstancias normales».
Pero esta historia no termina aquí. Según su velocidad y posición, HE 0437-5439 debería haber tardado unos cien millones de años para llegar desde el centro de la galaxia hasta su posición actual. Pero su masa (unas nueve veces la del Sol) y su intenso color azul indican que no lleva brillando más de veinte millones de años. Demasiado joven para haber hecho un viaje tan largo.
Una partida al billar cósmico
Por eso, la explicación que mejor encaja con las observaciones es que la estrella formara parte de un sistema estelar triple que se vio envuelto en una especie de inmensa partida de billar cósmico jugada por el monstruoso agujero negro central de la Vía Láctea. En efecto, ese agujero negro es el único «vecino» con la fuerza suficiente como para dar a la estrella semejante velocidad de escape.

Brown sugiere que el sistema triple de estrellas original contenía una pareja de estrellas que orbitaban muy cerca la una de la otra. Y un tercer miembro que se mantenía algo más distante. Al pasar cerca de él, el agujero negro absorbió a esta tercera estrella, alejándola del grupo y provocando así la violenta expulsión de las otras dos. Bajo estas condiciones, y sin el contrapeso gravitatorio de la tercera compañera, la más grande de las dos estrellas restantes evolucionó más rápidamente, se convirtió en una gigante roja y absorbió literalmente a su compañera más pequeña. La fusión de ambos astros dio lugar a la gigante azul que podemos ver hoy.
Una gigante que está abandonando ya el territorio de nuestra galaxia y cuyo destino será brillar en solitario y en medio de un inmenso espacio vacío.

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En astronomía se denomina gigante azul (blue giant en inglés) a las estrellas de tipo espectral O o B y clase de luminosidad III (clase de las gigantes). En el diagrama de Hertzsprung-Russell estas estrellas se encuentran en la parte superior izquierda dada su alta luminosidad y su tipo espectral temprano (es decir, su alta temperatura superficial).

Las gigantes azules son estrellas de tipo espectral O o B, muy luminosas, que alcanzan magnitudes absolutas de -5, -6 e incluso mayores. Dada su elevada temperatura superficial -incluso de más de 50.000 K-, buena parte de su radiación se emite en la región del ultravioleta del espectro electromagnético y brillan con un color blanco-azulado. Se encuentran en una fase evolutiva de corta duración, habiendo finalizado la fusión del hidrógeno, y yendo hacia una etapa de expansión y enfriamiento que les llevará a convertirse en gigantes rojas. Son estrellas masivas de vida muy corta -del orden de decenas o cientos de millones de años-, y la teoría actual de la evolución estelar predice que en su mayor parte finalizarán su vida como supernovas.

Dada su corta vida comparada con estrellas de menor masa como el Sol, a menudo se las encuentra cerca de nebulosas brillantes y/o formando parte de asociaciones estelares o cúmulos abiertos jóvenes.

Las gigantes azules no deben ser confundidas con las supergigantes azules, como Rígel A (β Orionis), ni con las estrellas azules de secuencia principal, como Régulo A (α Leonis).

Las supergigantes azules (blue supergiants en inglés) son estrellas de gran tamaño en las que los procesos de fusión nuclear se desarrollan a tal ritmo que el hidrógeno se consume rápidamente en cantidades ingentes, lo que las convierte en las estrellas más activas de todas las conocidas. A consecuencia de ello, estas estrellas son sumamente calientes, correspondiéndoles el color de sus superficies (azul o blanco azulado) a los tipos espectrales O y B. Asimismo la vida media de estas estrellas es muy corta en comparación con la de otras de menor masa, ya que literalmente se consumen en un breve espacio de tiempo, terminando su existencia como supernovas y dejando como residuo final una estrella de neutrones o un agujero negro.

Las supergigantes azules no deben ser confundidas con las gigantes azules, como Murzim (β Canis Majoris).

Probablemente la supergigante azul más conocida sea Rígel (β Orionis), que con una magnitud aparente de +0,12 es la estrella de este tipo más brillante en el cielo nocturno. Su luminosidad real es unas 66.000 veces mayor que la del Sol y su masa es del orden de 20 masas solares. También en la constelación de Orión son supergigantes azules Alnilam (ε Orionis), Alnitak (ζ Orionis) y Saiph (κ Orionis). Asimismo era una supergigante azul la progenitora de la supernova SN 1987A, de nombre Sanduleak -69° 202a, en la Gran Nube de Magallanes.

Bibliografia Wikipedia

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